Leandro tenía recién cuatro años de vida cuando apareció un dilema impensado para sus padres Fabiana y Juan. El fútbol se transpiraba en la familia Espejo -su papá y sus tíos vistieron la camiseta de Centenario Olímpico- y no había forma de escaparle a la pelota. El tema era dónde iba a jugar, pues había un sentimiento interno por dos clubes: Peñarol y Desamparados, hoy rivales en el Torneo Federal A. La distancia con la Villa Paula jugó a favor del club chimbero, donde hoy lleva ya 15 años y es uno de los abanderados del sueño bohemio.
«Estuve a punto de jugar en Sportivo, pero finalmente me fui a Peñarol. Toda mi vida jugué en Peñarol, salí campeón en inferiores, pasé por muchos técnicos que me enseñaron muchísimo. Siempre fui parte de buenos grupos de amigos y jugadores, en los que siempre prevaleció la confianza», dice el delantero de 19 años, máximo artillero del equipo en la tercera categoría del fútbol argentino.
-Debutaste joven, y hoy, con apenas 19 años, estás viviendo un momento fantástico en el Federal A…
-Y yo a los 16 años ya estaba en Primera. Me acuerdo que estaba cursando tercer año en la Escuela Borges cuando me llamaron y me avisaron que al otro día debutaba. Estaba contento. Quizás me costó con el tema de la escuela, porque le prestaba más atención al fútbol que a la educación…
-¿Sentís que tuviste que sacrificar tus estudios para ir escalando en el fútbol?
-Cuando estudiaba, al fútbol lo tomaba como un hobby, no estaba dedicado al deporte y eso tenía sus consecuencias. Después me di cuenta que realmente era lo que me gustaba, que si quería ser profesional tenía que darlo todo. Pero siempre digo que la escuela es una cuenta pendiente, me gustaría terminar de estudiar. Solo me falta un año.
-¿Alguna vez pensaste en abandonar el fútbol?
-No, jamás. Tuve mucha suerte e hice muchos sacrificios para poder estar donde estoy hoy. Sí tuve momentos malos, en los que me decaí psicológicamente y futbolísticamente, pero siempre estaba latente mi sueño. Gracias a Dios lo estoy cumpliendo, también gracias a mi familia y amigos que tuve cerca. Hoy puedo decir que trabajo de lo que me gusta. Quiero llegar lejos y estoy convencido de eso.
-Este año firmaste tu primer contrato, tuviste más chances en el plantel profesional… ¿es el presente que imaginaste algún día?
-Estoy viviendo un presente bastante bueno, como lo está viviendo Peñarol. Para mí es un orgullo ser sanjuanino, estar en el club y aportar con goles. Es un privilegio. Peñarol, además, es un equipo que recién se está iniciando en la categoría. Si miramos para abajo, hay muchísimos más jugadores por explotar.
-Hoy están en puestos de clasificación, ¿cuál es la clave de este momento que atraviesa el plantel?
-Sin dudas que es la confianza. Peñarol está viviendo un presente demasiado bueno. Todos llegamos con un mismo objetivo, que es ascender o estar en los puestos de clasificación, mínimo. Y estamos camino a cumplirlo. Se ve reflejado que somos un buen equipo, con buena gente. Eso juega a favor nuestro porque nos entendemos bien. Es un equipo bastante duro, que está para grandes cosas.
-¿Qué tan importante fue el triunfo ante Desamparados?
-Ganar un clásico levanta mucho más. Creo que somos la sorpresa, al menos nos preparamos para esto. Por eso digo, ¿por qué no soñar con el ascenso? Hay equipo, hay confianza y buena gente.
-Si te vas, que sea con un ascenso a cuestas…
-Hay propuestas de Grecia y otros clubes, pero no hay nada concreto hasta diciembre, cuando esté abierto el libro de pases. Pero sí, lo ideal sería marcharse con el ascenso. Es un sueño mío y de todo Peñarol.